Otra

12 sept 2012

En una carilla: No volver a empezar, otra vez

Ahora que nada hago desearía volver a hacer lo que antes nunca quise. Hoy que mis horarios son demasiado laxos para incumplirlos, añoro el toque de campana de las ocho y media de la mañana, las seis horas que le seguían y la otra campana de fin de cautiverio. Da comienzo el curso lectivo y estoy hecho un ni-ni.

El censo de hijos de Satanás que comúnmente merodea mi barrio empieza a desaparecer y créanme, lo agradezco de corazón. No obstante, esta publicación no trata sobre ellos sino sobre mí y mis ganas de reír entre amigos sin más preocupación que un examen cada cierto tiempo.

Nunca fui mal estudiante pero tampoco me considero un empollón. Tuve la suerte de saber mantener un preciado equilibrio entre aprobar todo y pertenecer a ese grupúsculo de gente que mola en el instituto; en el instituto la bendición es ser el mejor de los peores. Aproveché esa condición lo mejor que supe, que fue bastante, y crecí en amigos, en risas y en todo lo demás; menos en tías. En tías nunca crecí.

El tiempo va discurriendo. Seis años pasan lento cuando quieres escapar de ellos pero demasiado rápidos cuando los dejas atrás. Se te escurren las risas, lo que aprendiste y casi los amigos. A mi se me ha fugado todo.

Ahora que los niños lloran, se quejan o patalean yo daría mil gracias por volver al boquete de donde vine. Crecer no es el chollo que piensas cuando eres niño pero lo comprendemos demasiado tarde.

Quizá piense todo esto porque he terminado la carrera en el peor momento histórico posible y el mercado laboral me levanta el dedo cuando me acerco a él con mis mejores intenciones.
Quizá aconsejaros que sigáis los máximos años posibles bajo el amparo de ser estudiante no sea lo más ético.
O simplemente, quizá sea algo común en los seres humanos: ahora que no puedo, es cuando más quiero.

PD. Madres que tiran Tuppers… ¡Apuntad!

1 comentario:

  1. Volver a la universidad, vale. Pero antes de volver al instituto me corto las venas.

    P.D.: Deberías estar de acuerdo con mi comentario, teniendo en cuenta que en la universidad sí creciste en tías. Decuídate y te quito el pedazo de bombón que tienes por novia, suertudo.

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