Nada mejor que sentirse perdido
para intentar encontrarse allí donde más veces se perdió; quien me conozca lo
sabe. Vuelvo a volver sobre mis pasos para vislumbrar el toro pasado de la
ciudad que me adoptó. Un gordinflas con ínfulas de periodista que se equivocó
de carrera y casi de lugar, antes de comprender que Sevilla daría más de lo que
creía quitarme. Sirvan estas líneas por lo aprendido, lo probado y lo vivido.
Los grados que la azotan cada
vez que vuelvo a pisarla me turban con mi estancia allí que, echando la vista
atrás, fue inmejorable. Una tierra, por muchas joyas arquitectónicas que posea,
no tiene sino la importancia de las personas que la rondan. Por ello este
homenaje se circunscribe a un recorrido (a mi manera) por las gentes que han
sido y/o son parte de mi particular Sevilla. Para homenajes clásicos: himnos,
cántigas y pregones.
Gracias a la deidad corpórea
pertinente (forma menos cristiana y más pedante de la popular “Gracias a Dios”)
en mucho se equivocaron mis primeros compañeros de piso cuando me aconsejaron:
“Aléjate de los sevillanos, que tarde o temprano, te joderán”. Jamás se dio el
caso, quizá porque nunca me paré a valorar de dónde provenía cada cual.
Paradójicamente, aunque cada lugar sea lo que son sus gentes, cada persona no
tiene por qué ser lo que mande la fama de su lugar. Gloria por ellos.
Este paseo tendrá diferentes
etapas, varias entradas en este blog y muchísimas personas mencionadas.
Explicado el qué, relataré el cómo.
Al estilo utilizado en aquel
post Las mujeres de mi vida que
escribí para mi antiguo blog (¿queda alguien por ahí?), estoy dispuesto a
confesar casi todos los pecados pero guardándome a los pecadores… o casi. Cada
persona vestirá en este desfile con una simple letra, inicial o no, para luego
arrastrar mi pensamiento tras de sí.
Quien no se encuentre, dos
opciones: quizá no esté, quizá no haya sabido buscarse. No quedarán ofendidos,
puede que sí olvidados, seguro que nadie completamente representado. Al fin,
esto es lo que me ha quedado a día de hoy. Señores y señoras esto, más que
nunca, va por ustedes…
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