Necesitamos de un superhéroe que nos rescate
porque oye, ya que nos van a rescatar, que lo hagan de una forma que quede para
el recuerdo. Yo voto porque aparezca un hombre enmascarado en la Moncloa, vestido de verde
y con una capa hecha de billetes y grite con acento foráneo: “¡Soy Rescueman,
el superhéroe de los rescates! Te dejo dinero para después cobrártelo más
caro”. Nos rendiríamos a él: “Oh, gracias Rescueman, gracias por tu interés en
ayudarnos”, a lo que contestaría: “No, gracias a vosotros por vuestros grandes
intereses hijo”.
Dicen que somos culpables por haber vivido por
encima de nuestras posibilidades y oye, puede que sea cierto. No sé muy bien
que significa esa afirmación pero supongamos por un momento que somos culpables
de ello. Me preguntó yo: lo seremos todos, ¿no? No entiendo dónde queda la
moral si el castigo es quedar bajo el amparo de un Robin Hood disléxico.
Hoy Merkel y Rajoy se reúnen para decidir cuál es
la mejor forma para darnos “fuerte y flojito”, qué nuevos esfuerzos debemos
realizar para sacar este barco a flote. El barco que se nos llenó de rata con
camarotes en primera clase y en el que los que debimos ser capitanes, andamos
cargados con el carbón para las chimeneas. El motor se nos ha calado y tenemos
que ser remolcados hasta orillas que luchamos por abandonar algunas décadas
atrás.
Mientras aprendo idiomas y miro ofertas de vuelo
me viene a la cabeza algún fragmento chirigotero del año 2000 donde Los de Capuchinos cantaban al son del Juntos de Karina: “Juuuntos, y el euro
también, va a se´ un liaso del carajo… Juntos, si España va bien, joé pa´ que
nos rejuntamos…” Pues eso.
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