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Y prejuicio (reflexiones sobre un renacentista de chichinabo)

El título casi nada tiene que ver con lo que van a leer a continuación pero tiene sentido si visitan la página web de mi compañero y amigo (y calvo) Juanma Suárez: http://lahipocondria.com/?p=1099

Tiene sentido porque es la continuación del mismo hilo conductor: la admiración y respeto que sentimos por la misma persona; la del pequeño gran Tappy. Y, aunque siempre lo he pensado, ahora puedo decirlo sin que me señalen con el dedo como el pelotilla de la clase: ya no es mi jefe, ahora simplemente (aunque en realidad no es nada simple) es mi amigo.

Como cómico, más que cualquier cosa que yo pudiera decir para que lo conocierais, lo mejor que podéis hacer es poneros uno de sus monólogos. Su humor lo define: ágil, inteligente, constante y sobre todo, divertido. Si lo tuviera que definir lo haría con una expresión que dice mucho aunque suene a frase hecha: “Es un profesional del humor” (que bien suena).

Si yo sé algo de esto de hacer risa, apuesten sus miembros más queridos que lo he estado aprendiendo de él. En esto soy muy Juanmasuareño: Si alguien ha confiado en mí y me ha visto futuro encima de un escenario es él; tanto, que a veces me ha costado una bronca suya, de esas en las que sus frases acaban con caritas sonrientes (joder, témanle a sus caritas sonrientes).

Luego está el orgullo (copio el término porque es el más adecuado) de poder llamarlo amigo, ese es otro tema mucho más importante si cabe. Puedo decir con una sonrisa de tranquilidad que Tappy ha sido SIEMPRE el amigo que yo raras veces me he merecido. Esto lo sabemos los dos, aunque él no me lo diga por cortesía (carita sonriente).

Y pasa el tiempo y todo sigue igual. Es simple y el mejor ejemplo de todo esto que os estoy soltando: ¿Sabéis de esas personas que hacen la excepción en nosotros; esas que pueden pasar meses sin veros y cuando os reencontráis, nada ha cambiado? Pues ahí tenéis la explicación de por qué debía escribir estas líneas.

Por eso y para desearle la mejor de las suertes en este nuevo paso hacia delante; sé que irá bien así que lo que espero es poder verlo de cerca. Nosotros iremos detrás. Como le dijo cierto hombre en cierta discoteca en cierto pueblo vitivinícola: “Tu da el paso y así me vas marcando el camino…”.

Suerte y gracias por todo ¡JEFE!

El Dewater electoral

Abre un periódico. Enciende la tele. Pon la radio. Entra en Internet. Sal a la calle… Hoy, hagas lo que hagas, todo es política, todo es el (des)esperado debate por las elecciones del 20-N (que por cierto, lo dejo caer, es mi onomástica).

Pues hoy, día de debate, estoy asqueado. No debería quizá uno meterse en un blog como este en esos berenjenales pero joder, casi que tengo que acompañar al resto de medios… Voy a hablar del debate (sí), y lo haré mal (sí), y lo haré sólo partiendo de dos bases: la licenciatura que poseo en esa cosa llamada Comunicación Audiovisual y el sentido común.

No son pocas las referencias que existen acerca de la importancia de la imagen en política: la manera de hablar, de moverse, de vestir y hasta de eructar para dentro si nos ponemos; pero esto me parece una locura. Y no me malinterpreten, las locuras están muy bien para entretener cuando la panza está llena, pero en estos tiempos famélicos… Mejor que dejemos de estar locos, al menos por un rato.

La mismísima Lady Gaga, reina de lo estrafalario y del sobrepasarse en lo esencial, se queda en pañales (cosa que, por otro lado, le gustaría) si la comparamos con todo este pifostio. Y no, no estoy hablando de los 500.000 eurazos que cuesta la broma (que es de hacérselo mirar): 90.000 en alquilar el sitio, 80.000  en decoración, 20.000 en catering… ¡QUE SE VAYAN COMIDOS DE CASA, COÑO!

Y después, todo lo demás… A saber: tiempos cronometradísimos hasta el extremo, árbitros de baloncesto para que se cumplan los tiempos (¿podrán pitar pasos, campo atrás o antideportiva?), temas pactados, etc. Yo, de verdad, flipo. Flipo y me abstengo.

Porque no sé qué votaré aún, pero a esta hora de la tarde tengo muy claro que no voy a ver este mal llamado “cara a cara”. Y digo mal llamado porque cada candidato cuenta con seis asesores aunque, eso sí, no son inútiles totales hombre y sólo uno de ellos podrá estar en el plató. Pues vale.

Y conste que me parece genial, necesario y hasta fundamental que los distintos partidos enfrenten sus ideas en un debate pre-electoral; es fundamental, repito, que todos podamos conocer sus propuestas, ideas e ideales (cosas muy diferentes para lo mucho que se parecen), pero no a este precio. No al precio de hacer del debate un combate medido al extremo. ¿De verdad hay tanto miedo a la improvisación? ¿Qué tienen que esconder para tenerlo todo tan medido al milímetro? No quiero ser demagogo pero me está doliendo todo esto como ciudadano con dos dedos de frente que me considero.

Lo tengo muy claro, si los dos candidatos consienten que se gaste ese dinero y de esa forma para que pueda celebrarse un debate… ¿De verdad queremos que alguien así nos gobierne? Si cualquiera de los dos (cualquiera, no tengo color para esto) hubiera dicho al ver lo que se estaba montando: “Señores, ahorremos en esto para otras cosas y discutamos en un plató normal o hasta en la terraza de un bar de lo que de verdad importa…” contaría con mi voto y hasta me pondría un avatar con su cara.

Pero de verdad, de verdad que me niego a que se lie todo esto para que estemos como al principio, vestidos de palabras pero desnudos de todo lo demás. Aquí no se va a convencer a nadie; cada uno va a aplaudir lo que diga el suyo y sí, esos aplausos nos van a costar más de 500.000 eurazos.

Hoy, a las 8, apago Twitter, la tele y me pongo una serie, un libro o una peli… El mundo de mis ficciones es más real que todo esto.

PD. Propongo el debate a lo “Furor” o en el plató de “Ahora Caigo”… Al menos, me reiría.