twitter
    Ahora con más Twitter

Vivo para hacer tonterías

Decidido. Lo hago. Vuelvo a escribir, vuelvo a ensayar y, si todo sale bien, volveré a actuar.

Varios cursos después, acabada la carrera y sin más futuro que la cola del paro (probablemente, la cola más larga que jamás tenga relación conmigo) quiero volver a subirme al escenario. Nunca lo dejé para siempre pero bien es cierto que nunca estuve del todo. Dicen que no se puede querer a medias; yo añado que tampoco actuar, al menos si quieres hacerlo bien.

Tengo bastante claro lo que quiero hacer en el futuro, el (bendito) "problema" es que aún me queda todo un presente por vivir. Y mira que podría perfectamente esperarlo sentado en la sala de estar con una copa junto al fuego y acariciando a un gato recostado sobre mis faldas pero he decidido que mejor lo espero haciendo reir o, al menos, intentándolo. Así, cuando llegue el futuro, nos pillará un poco más felices a todos.

Me encanta la radio. Creo que siempre lo he sabido pero nunca he querido enterarme del todo. Me explico; cuando uno es pequeño y le ponen Jurassic Park piensa irremediablemente "eso quiero hacerlo yo". Sueña con crear mundos y contar historias para que el mundo las comparta y las disfrute con él. Todos queremos ser Spielberg. Lamentablemente, la mayoría se queda en el camino fundamentalmente por dos motivos: o faltan las oportunidades o no sobra el talento (y curiosamente, muchos de los culpables de lo segundo culpan a lo primero de su fracaso).

En mi caso, comprendí hace mucho tiempo que el cine me gusta, pero no me enamora... La radio sí. No me cierro puertas, sobre todo porque me encanta escribir, pero a día de hoy tengo claras mis predilecciones; mis niños bonitos... Intentaré hacer cine de algún modo; voy a hacer radio de cualquier forma.

Algún día loaré como se merece a dicho medio pero hoy no es ese día. Hoy debo crear una declaración de intenciones y actuaciones, hoy debo comprometerme con el humor. Tengo mis motivos.

Empezaré por los, probablemente, menos importantes: los motivos profesionales. Creo que seguir escribiendo y actuando es una forma tan buena (o quizá mejor) como cualquier otra de comenzar una carrera profesional. Quiero seguir aprendiendo, mejorando. Nutrirme en el arte de comunicar a otras personas y, por qué no decirlo, a un público.

Es un buen camino por el que comenzar a acercarse a la meta.

Luego vienen los motivos importantes y, me declaro culpable desde ya, lo más cursis: las personas. Quizá muchos no podáis entender esto pero creo que no hay nada más bonito que hacer reír. A veces lo he dicho al terminar una actuación, cuando aún no me había bajado del escenario: "Pido un aplauso para el dueño del bar que nos ha permitido venir aquí para que os olvidéis de la vida real durante un ratito..." No lo sabéis pero es mágico.

Situarte delante de personas que no te conocen de nada y poder (y saber) alegrarles los siguientes minutos simplemente usando tu trabajo. Lo repito: Mágico. Verles caer en tu trampa, esa que has planificado contra el papel para que llegado el momento justo, todos se unan por un mismo gesto: la risa. Es una unión momentánea, débil e incluso vacía, pero es unión al fin y al cabo... Eso, amigos míos, es algo que me gusta, que me encanta y que, como la radio, me enamora.

Los que me conocen sabe lo mal que lo paso cada vez que tengo que actuar: ganas de vomitar aumentando, nervios y hasta miedo. Los que me conocen saben lo bien que me siento cada vez que termino de actuar: subidón post-escenario, risas con la gente y hasta felicidad. ¿Se necesitan más motivos?

NO, pero aún así, los tengo. Además, vienen con sus nombres propios y todas sus cositas, sí señor...

  • Quiero seguir subiéndome a un escenario por la carita de felicidad que se le pone a Lidia cada vez que me bajo de él, porque sé que es una forma alternativa (una más, y seguiré buscando), de hacerla feliz. 
  • Quiero seguir subiéndome a un escenario porque, de una forma muy muy heterosexual (bueno, quizá no tanto) adoro y admiro a mi compañero y sin embargo amigo, Tappy. Sé que tengo su apoyo para seguir con esto, sé que quiere que lo haga y yo creo que ya es hora de empezar a hacerle caso. Se lo debo. Le debo ir cambiando mis eternos "a lo mejor" por unos "sies" que se cague la perra. 
  • Quiero seguir subiéndome a un escenario por mi otro inseparable y también admirado, por mi Juanmita, al que también le debo muchas actuaciones. 
  • Quiero seguir subiéndome a un escenario porque he conocido a grandes personas sobre ellos. Iba a poner sus nombres pero se me seguían ocurriendo más y más... Para que no se olvide ninguno. 
  • Quiero seguir subiéndome a un escenario porque tengo que perder el miedo. Mis amigos de siempre creen que es mentira eso de que yo hago risa y tengo los cojones para subirme a un escenario. Debemos solucionarlo. 
  • Y, como motivo final y más evidente, quiero seguir subiéndome a un escenario porque... Coño, porque quiero seguir subiéndome a un escenario.

Ahora, una vez escrito esto, viene lo complicado: hacerlo. Lo voy a intentar, lo voy a intentar mucho. Si fracaso, siempre podré hacer como esas personas del cine que nombre antes, siempre podré decir que no me dieron oportunidades.

PD. Os dejo con el que, perfectamente, podría ser mi modo de vida pero que le he tenido que "robar" al rapero Tote King que se me adelantó al pensarlo: "Vivo pa' hacer tonterías y que mi gente se ría. Pa' mi un fracaso es no tener bromas un día".

El deporte rey

Me gusta el ciclismo, lo digo así, sin tapujos. Bueno, un poco más, me encanta. Mucha gente no lo comprende, muchos no lo quieren comprender. Es aburrido, siempre lo mismo... Y puede que lleven razón pero lo que yo veo, en su estado más natural, es la esencia de la competición más pura.

Y saltarán las voces denunciando la competición adulterada, que todos van dopados, que son unos tramposos, que eso no tiene nada de puro... Y, de nuevo, puede que lleven razón pero en todas partes cuecen habas y si en el futbol se compran partidos o en el tenis tres cuartos de lo mismo; el ciclismo también sufre su propia lacra. No estoy justificando este tipo de actos, por supuesto, pero puedo comprender más al que hace trampas para ganar que el que paga para que otros se dejen perder... Lo ideal es lo puro, pero parece eso mismo, demasiado ideal.

No obstante, no escribo esto como un ensayo para hablar de los problemas del ciclismo sino de sus grandezas. Frecuentemente, la admiración y la envidia van de la mano (aunque nos cueste reconocerlo); quiero reconocer la profunda admiración y la enquistada envidia que siento cuando veo a estos hombres bailando sobre la bicicleta después recorrer de 150 kilómetros y con un coloso natural que se levanta ante ellos. 

Ver a un hombre entrar llorando en la meta y apoyarse sobre una valla publicitaria para volver a respirar trozos de su alma para mí es la imagen del deporte, para mí es lo que debería ser cualquier competición. Solos sobre sus herramientas de trabajo; solos aún rodeados de 200 personas más. Nadie va a subir por ti, el sálvese quien pueda ha llegado y puedes colaborar, pero tus mejores gregarios los tienes pegados a los pedales.

Los superhombres más cercanos a su público, los superhombres probablemente más infravalorados. 
Lo primero, porque ningún deporte como el ciclismo permite al público sentir el esfuerzo del deportista; es un pacto no escrito: yo te espero en esta montaña durante horas para verte dos segundos, tú das el resto para devolverme el favor. 
Lo segundo porque siendo uno de los deportes más duros, seguramente sea de los peores pagados (a nivel profesional, claro). Dinero llama a dinero y un escupitajo de Cristiano Ronaldo o Messi dobla el valor de un maillot amarillo del Tour. Triste, sí; cierto, también.

Y acabo de escribir todo esto sin ningún orden, simplemente porque hay cosas que sientes e intentas transmitir. Escribo todo esto porque estoy emocionado de poder disfrutar de algo así, escribo todo esto porque quiero dar las gracias por poder verlo.

Quizá muchos sigáis sin entenderme. Quizá algunos empecéis a hacerlo. Yo me he quedado tranquilo.

PD. Dedicado a Juanmita Suárez con el que comparto esta afición (y otras muchas cosas...)

Para muestras, un botón

Apaga el monitor del ordenador; cambia el canal de la televisión; enciende la campana extractora de tu cocina; escribe un artículo para el blog... Todas estas acciones sirvan de ejemplo para otras tantas con las que comparten una misma particularidad: "la mediación de los botones".

Estoy hablando del botón que podríamos bautizar como "botón tecnológico" o "tecno-botón". El tecno-botón es un símbolo de la posmodernidad, siempre dispuesto a echarnos una mano. De hecho, por eso los chicos que suben el equipaje en los hoteles son conocidos como "botones".

Haberlos, haylos de toda clase y condición social: pequeños o grandes, duros o blandos, bonitos o feos... Y hasta masculinos y femeninos si me permiten engarzarlos con los genitales de ambos sexos.

Las funciones de los botones son múltiples y existe un botón para cada cosa que penséis. E incluso todo lo contrario, todos nos hemos topado con un botón alguna vez en nuestra vida que no hemos sabido muy bien para que servía. La frase "esto no sé para que és, pero no lo toco por si lo jodo todo..." a todos nos viene a la mente al recordar alguno de estos botones.

Yo, si escribo todo esto, es sólo para dar el lugar que se merece en la historia a un botón que todos hemos usado alguna vez y, me temo, que todos para lo mismo: ¡EL MUTE DEL MANDO A DISTANCIA SOLO LO USAMOS PARA VER PORNO!

Cuan grandiosidad la de ese botón. Al amparo de la noche, cuando todos se han ido a dormir, el o la joven (mejor dicho, el y la joven) alocado y onanista se prepara para un momento de placer, de encuentro consigo mismo y hasta diría que de instrospección en su alma.

Lo dispone todo para tan magno evento pero al poner la pieza audiovisual erótica (o cualquier otra cosa, que los hay muy raros por ahí), corre al mando a distancia y pulsa ese símbolo salvador de tantos adolescentes: el altavoz tachado con dos aspas. Oh, eso sí que es sentir el control de la situación...

Pero... ¿por qué es necesario este botón? Porque, amigos, si dicen que de noche todos los gatos son pardos, no es menos que cuando ves porno por la noche tu padre se transforma en una suerte de ninja capaz de atravesar todo el pasillo sin hacer ningún tipo de ruido... Tenemos el derecho de poder cubrirnos las espaldas ante una situación tan embarazosa.

Para nadie es plato de buen gusto tener que realizar lo que se denomina "el combo del disimulo". Esto es, al notar que alguien abre la puerta que tu cuerpo se transforme en pura rapidez y coordinación para cambiar el canal del mando, taparte tus verguenzas y poner cara de "aquí no pasa nada". Esto suele acabar contigo respirando de forma agitada mientras en la televisión, sin volumen, una vidente hace sus predicciones... Cuanto menos sospechoso.

Del inventor del "mute" nada más se supo lo que quizá haga aún más grande su figura. Sólo sabemos con certeza que fue un hombre de a pie y, posiblemente, que tuviera un padre con constantes ardores de estómago nocturnos... Ah, y que fue el primer hombre en poseer al perro más callado del mundo: el Alaskan Mala-mute.

Por todo lo ya expuesto, sólo pido que gritemos fuerte en nombre de todos y todas: ¡GRACIAS HOMBRE DEL MUTE!