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    Ahora con más Twitter

Pero que no lo llamen Twitter

Partamos de la base de que cada uno es libre para hacer y decir lo que quiera siempre que no coarte la libertad de los demás para hacer lo propio. Gracias a esta libertad, yo puedo decir lo que estoy a punto de decir y vosotros podréis llevarme la contraria, pensar diferente y hasta pensar que soy imbécil. Dicho queda.

Ahora, hablemos de Twitter; hablemos de EGO (en mayúsculas). Me gusta Twitter, diré más, me encanta. Me parece una herramienta de comunicación muy bien pensada, planteada y ejecutada. Es rápido, ágil y sencillo de manejar a poco que te esfuerces. Como instrumento, por tanto, le doy un sobresaliente. Ahora bien… ¿Qué pollas le pasa a la gente en Twitter?

La mayoría del personal que sigo (y eso es lo peor, que los sigo siguiendo) creo que no entiende Twitter como yo lo hago. Para mí, Twitter es una herramienta de circulación de información brutal, y que conste que no hablo sólo de información de la denominada “seria”. Cualquiera que me siga, ya sabrá que más de la mitad de mis tuis son pamplinas sin oficio ni beneficio ninguno, pero para mí, eso es información “valida”.

¿De qué me quejo entonces? Del EGO de que provoca Twitter. Los famosos cinco minutos de gloria se han convertido en la ardua labor de buscar el retuiteo como si lo pagaran. Gente que ruega a otra gente que no conoce de nada que le retuiteé y si esta (por pena la mayoría de las veces) lo hace se jacta de ello ante sus amigos como si el mismo Dios lo hubiese nombrado en sus sagradas alabanzas. ¿Tan pobres de espíritu somos? Pensadlo fríamente. Pedir el retuiteo es como si fuésemos por la calle y, al ver un famoso, le contaramos un chiste y le pidiéramos que gritara a le ha gustado nuestro chiste… Da penica.

Ojo, no digo que nadie deba alegrarse de que alguien lo retuiteé; eso me parece genial. Lo triste es ir pidiéndolo para después sentirnos grandes. Pues oiga, no.

Pero esto no es todo, los hay peores. Aquella persona que se dedica a retuitear SÓLO a aquellas personas que le ponen por las nubes. Esa gente que, en estos tiempos que corren, no tienen (ciber)abuelas y se dicen a sí mismos lo que otros están diciendo de ellos. En este caso, Twitter es utilizado cual Jess-Extender que hace posible el chupar nuestro propio pene.

Por último, al menos de lo que hoy quiero mencionar, están los que quieren un blog y todavía no lo saben. Gente que no comprende que si la limitación de 140 caracteres existe es por algo y que quizá, deberían respetarla. Me gusta leer a los que sigo, obviamente, pero me gusta decidir si quiero hacerlo o no, no que me lo impongan en mi tablón tuitero.

Esta es mi visión de Twitter y el ego que lo rodea. Sé que será criticada por algunos y comprendida por otros, pero que tranquilo me he quedado.

En resumen, y emulando una frase muy en boga en los últimos tiempos diré que aquellos que quieran sentirme mas guays pidiendo que alguien se lo diga; o aquellos que quieran decirse a sí mismos lo guays que son y como molan en 140 caracteres que lo hagan, pero que no lo llamen Twitter.