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MUJER contra mujer

Porque todo nace de ellas, incluso los falsos cojones que creen tener quienes las golpean con sus masculinas manos. Porque hasta los hombres más hombres pueden creer que lo son porque nacieron de una mujer. Porque las respeto; por eso no lo entiendo.

Porque no es casualidad que la vida y la muerte se escriban con género femenino. Y la felicidad, la risa, la belleza… Al fin, todo lo que valoro, defiendo y me importa. Porque las quiero; por eso no lo entiendo.

Porque por ellas he sufrido mis aciertos, celebrado mis errores… y volverme a equivocar con mis más ciertas razones. Me hacen o deshacen, pero nunca me dejan indiferente. Porque las venero; por eso no lo entiendo.

Porque envidio que nunca seré amado como se ama a una madre, habiendo yo querido de esa manera. Por lo que las echo de menos; por lo que las echaré… Porque me enamoran; por eso no lo entiendo.

No lo comprendo y quizá sea sólo mi problema. Supongo que debía estar ausente el día que decidieron que la mujer también podía hacer las veces de artilugio decorativo. Sólo enciende la televisión y déjate cautivar por las llamadas “mujeres florero”, reminiscencias de pasarela al servicio del espectáculo catódico.

Me bastan un par de ejemplos para ilustrar mi incomprensión. Usaré humor duro porque me gusta pensar que el humor hace las veces de lejía para las conciencias: desinfecta pero también puede dejar mancha. Algo siempre queda que diría aquel… Manchemos pues.

Programa de éxito actual, premios Ondas, TPs… Y, por qué no decirlo, a mí me sabe enganchar. Hablamos de Atrapa un Millón, hablo de sus primeros minutos. Es entonces cuando se produce la llegada de la pareja de concursantes acompañados por la chica que hace las veces de azafata y que tiene a bien contarnos a la audiencia a qué se dedican, cómo se llaman y de dónde proceden los participantes. FIN. Todo lo que hace esa chica en el programa es eso y, al final del mismo, repartir por igual besos y juegos de mesa.

Sinceramente, me surgen muchas preguntas… Si me vas a contar cosas de alguien que tienes justo a tu lado, ¿no sería más efectivo que me lo contase él mismo? ¿Cuánto cobra? ¿Cómo se justifica este sueldo? ¿Será que desgrava? A mí, o me muestran pruebas de que esta chica está ahí porque no tiene otra cosa que hacer por las tardes y que cobra en abrazos o creo que debo quejarme. La única explicación aceptable sería esa, que a la mujer le hacen el favor de dejarla participar porque se le cae la casa encima.

Ejemplo claro y conciso de mi exposición, ¿verdad? Pues los tengo más sangrantes aún. Saquemos a la luz La ruleta de la fortuna (en realidad se llama “de la suerte” pero a mí me gustan más los clásicos), ese concurso en el que, aquí sí estoy seguro, el público también desgrava. Qué canticos, qué forma de vivir cada tirada, qué versiones creadas para la ocasión, qué… asco dan. Pero ese no es mi objetivo (al menos, no lo será hoy).

Fijemos nuestra atención en el panel. Una sonrisa lacia acompaña la aparición y desaparición de nuestro impecable abecedario. Sí, es ella, la increíble, la única, la incomparable… ¡LA MUJER CON EL TRABAJO MAS TONTO DEL MUNDO! Todos sabemos de quien estoy hablando... A mí, que un ser tonto e imaginativo a pachas, me gusta imaginarme las posibles conversaciones que tiene esta muchacha con sus amigas.

Ejemplo de conversación 1

-    Amiga: Hoy, en el hospital donde trabajo, le hemos salvado la vida a una chica embarazada que había sufrido un accidente de tráfico.
-    Azafata de la ruleta: Pues eso no es nada. Yo hoy he puesto la mano sobre un cuadrado que creía que iba a tener una vocal y ¿adivináis qué? ¡TENIA UN ACONSONANTE! Ja, ja. Qué risas luego…

Ejemplo de conversación 2

-     Amiga: Hoy, en la guardería donde curro, los niños me han fabricado una tarta de plastilina porque les he contado que era mi cumpleaños… ¡Y querían que me la comiera!
-      Azafata de la ruleta: Pues eso no es nada. Yo hoy tenía que caminar de derecha a izquierda para resolver un panel, me he despistado un poco y casi empiezo a caminar de izquierda a derecha. Ja, ja. Qué risas luego…

Y ya está. No puedo poner más ejemplos de conversaciones porque esta chica no hace otra cosa en su trabajo. Sólo caminar de izquierda a derecha y de derecha a izquierda y darle con la manita a un panel que para colmo, ni siquiera es táctil.

Más dudas me asaltan… ¿En serio? ¿Qué mierda de trabajo es aquel en el que lo más emocionante que te puede pasar es que te tropieces? ¿Qué siente esta chica realizando un trabajo a sabiendas que hasta un mono podría hacerlo? En realidad, sólo se me ocurren dos tipos de personas que no pudieran desempeñar esta labor: los enanos, porque no llegarían a la parte superior del panel y los mancos, aunque no puedo negar que me haga gracia imaginarlos descubriendo el panel a cabezazos.

Amigos, esta es la realidad. Profesiones para mujeres derivadas de las míticas chicas del telecupón, esos jóvenes abortos de modelos que se mostraban nerviosas ante la inminente venida de la bola. Comprendamos sus nervios, no todo el mundo sabe contar de cero a nueve… Ah, no, espera, ¡que sí que todos sabemos! Ah, no, espera, ¡que no hace falta, que ya lo pone en la bola!

Y quiero hacer constar que mi crítica no va dirigida a estas chicas a las que no se puede culpar más que de no quererse a sí mismas lo suficiente. Mi crítica se dirige a las mentes preclaras que las pusieron ahí pero, aún más si cabe, para los que las vemos y ni siquiera reflexionamos acerca de esto.

Lo dicho, sueldos justificados en mujeres con flor. Sí, con flor, porque esto sucede sólo con mujeres atractivas. Si no naciste florero sino jarrón o macetero, olvídate. Las feas en televisión son cascarón de huevo… A las feas siempre les quedará la radio y las películas pornográficas para invidentes.

Habrá quien vea ahora que soy demasiado crítico y que peor sería no tener trabajo… Puede ser pero qué quieren que les diga, a mí que se utilice una mujer donde bien valdría un maniquí, como que no.

Pero de verdad, no me hagan mucho caso. Ya les advertí que seguramente sólo sea problema de mis entendederas que andan aún convencidas de que una mujer es mucho más que todo eso. 

Porque caminan derrochando vida incluso a los que hace mucho que nacimos; incluso las que nunca tendrán hijos. Porque conozco de lo que es capaz una mujer porque sé de lo que ha sido capaz mi madre. Por eso, amigos míos, no lo entiendo. 

2 comentarios:

Sofía Navarro dijo...

Es especialmente interesante que esta entrada la haya escrito un hombre. Si la escribo yo me llamarán envidiosa. La chica de la ruleta es en la que pensaría todo el mundo, sin duda, pero he de decir que justamente sobre la chica de Atrapa un millón le comenté a mi madre no hace mucho eso de la tenían por florero. ¡Gracias!

Ángela Olaya dijo...

"Si no naciste florero sino jarrón o macetero, olvídate". Me encanta esta frase Félix! Cuando iba por la azafata de Atrapa un millón no creía que fueras a olvidarte de la de la Ruleta y, de hecho, no lo hiciste. Además, no has olvidado ninguna de las opiniones que puede tener una persona leyendo tu post. Muy bueno!